¿CÓMO FORTALECER LA AUTOESTIMA DE NUESTROS NIÑOS?
¿CÓMO FORTALECER LA AUTOESTIMA DE NUESTROS NIÑOS?
La autoestima se define como el aprecio o consideración que uno tiene de sí mismo y es fundamental para todas las personas, en especial para el desarrollo de los niños.
Si quieres ayudar a tus hijos en la construcción de una sana autoestima, en este artículo encontrarás consejos y herramientas para aplicar en el día a día.
La autoestima es cómo nos percibimos y evaluamos a nosotros mismos, cómo pensamos sobre nosotros, cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo, nuestras faltas y virtudes, cómo hablamos de nosotros mismos. Es uno de los elementos más importantes de nuestro bienestar, así como de nuestras relaciones con los demás.
La alta autoestima no es un rasgo con el que nacemos o no, es algo que se puede moldear desde una edad temprana y de lo que los padres somos los principales responsables en la etapa inicial de desarrollo. Una opinión baja o alta de nosotros mismos depende de muchos factores, pero sobre todo de cómo nuestros seres queridos, las personas que nos crían, se relacionan con nosotros, cómo nos hablan, si nos aceptan, si aprecian nuestros esfuerzos, etc.
Cada niño es único, y en el caso de que quieras construir una buena autoestima en tu hijo, debes considerar factores como su temperamento, sus habilidades, debilidades, mecanismos de defensa, deseos y su nivel cognitivo.
Una vez tenido en cuenta todo ello, estos consejos prácticos te pueden ayudar a estimular la autoestima de tu hijo:
Hacer una tabla de rutinas
Las tablas de rutinas contribuyen a aumentar la autonomía e independencia, así como su confianza y seguridad. Y es que saber qué rutina o hábito toca poner en práctica en cada momento permite a los más pequeños acometer las tareas por sí mismos, evitando las órdenes, los conflictos familiares y las luchas de poder.
Todo ello va a repercutir de forma positiva en la autoestima de los niños, y por consiguiente en su felicidad.
Podemos poner en práctica la tabla de rutinas a partir de los tres años, aunque al principio debemos ser muy simples con las rutinas registradas y apoyarnos en elementos visuales (dibujos, pictogramas, fotografías...) para que el peque lo entienda. A medida que vaya creciendo, nuestra tabla de rutinas se irá haciendo más compleja e incorporaremos más tareas, diferentes franjas horarias...
Es importante que cada tabla de rutinas registre las actividades que el niño debe hacer de forma encadenada, lógica y adecuada a su edad.
Incentiva sus responsabilidades
Cooperar y sentirse importantes es una de las mejores formas de potenciar su autoestima, al tiempo que trabajan su autonomía.
Debemos pedir de forma clara su ayuda u opinión, sin obligar, criticar ni juzgar después.
Pidiendo al niño su cooperación estaremos garantizando su sentido de pertenencia al grupo, al tiempo que le ayudamos en la adquisición de habilidades para la vida. Además, el niño que siente que aporta algo importante a su comunidad crecerá con una autoestima fuerte y sana, y con gran confianza en sí mismo.
Ayúdales a gestionar sus emociones de forma positiva
Escucha a tus hijos con atención, sin juzgarles y validando sus emociones.
Debemos ser capaces de conversar con nuestros hijos y, al mismo tiempo, ofrecerles un espacio seguro en el que se puedan expresar sin miedos y sin sentir que van a ser tratados mal de alguna forma.
Organiza reuniones familiares
Las reuniones familiares son un recurso educativo de gran efectividad, que tiene como objetivo resolver los problemas o conflictos de manera democrática, generando ideas entre todos los miembros de la familia y buscando soluciones conjuntas.
Podemos celebrarlas una vez a la semana y tratar los temas que habremos ido anotando en una agenda que destinaremos a ello. Pueden ser conflictos surgidos entre los miembros de la familia como peleas entre hermanos, aquello que afecte a la convivencia como la hora de llegada a casa o el tiempo de pantalla, ideas para planes familiares en vacaciones, en definitiva, cualquier tema que para vuestra familia sea importante.
Entre los beneficios que aportan destacan:
Los niños aprenden y desarrollan habilidades o competencias sociales, como la empatía, la tolerancia, saber escuchar, respetar el turno de palabra, pedir perdón y agradecer, debatir con respeto, resolución de conflictos,...
Se fomenta la autoestima en los niños, puesto que sienten que sus opiniones e ideas son escuchadas, respetadas y valoradas.
Se resuelven los conflictos familiares o de convivencia de manera respetuosa, sin imposiciones ni autoritarismos, ya que las soluciones son propuestas de manera democrática.
Mejoran las relaciones familiares, aprendemos más los unos de los otros y compartimos responsabilidades. Todo ello repercutirá en el buen funcionamiento de nuestro hogar.
Se estrechan los lazos familiares, ya que es un tiempo que la familia dedica a estar junta y trabajar por un bien común.
Fomentar la conexión emocional
Si nuestros hijos sienten que conectamos con ellos, les entendemos y tenemos en cuenta, se sentirán más confiados, seguros y con una mejor autoestima.
Es importante tratar de conseguir un ratito diario de calidad con nuestros hijos, que nos permita conectar con ellos y disfrutar del tiempo juntos sin interferencias.
Refuerza sus logros
Infundir aliento es hacer consciente de sus propios logros, contribuyendo a aumentar la confianza y seguridad en sí mismos, y la construcción de una autoestima sana.
Elogiar los aciertos ayuda a reforzar conductas positivas. Además, el niño que recibe la alabanza se siente bien, por lo que tratará de hacer lo mismo la próxima vez con el objetivo de recibir de nuevo ese elogio tan agradable por parte de sus padres.
El niño que es alentado se siente capaz de hacer las cosas por sí mismo, de descubrir su propio talento y autoevaluarse.
Resolución de problemas
Cuando tu hijo cometa un error, enfócate en cómo solucionarlo y no te quedes anclado en lo ocurrido.
Si nos limitamos a criticar su error, en algunos casos, el niño podría llegar a sentirse tan avergonzado que podría ponerse a la defensiva, negarse a hablar o mentirnos, creándose al final un clima hostil, dañino y desalentador. Resulta mucho más útil explicarle las consecuencias de sus actos y buscar la forma de solucionarlo.
Cuando son pequeños, los niños pueden necesitar nuestra ayuda para buscar formas de enmendar su error, ya que muchas de las soluciones que quizá se les ocurran no sean útiles o aplicables al problema en cuestión.
Cada error tendrá su propia "reparación" y es importante que el niño se involucre aportando soluciones relacionadas con el error cometido, respetuosas, útiles y lógicas.
Si sabemos enfocar este tipo de situaciones de forma positiva, a medida que el niño vaya creciendo será capaz de hacer este ejercicio de forma autónoma y buscar las soluciones a los problemas por sí mismo; haciéndose responsable de sus actos y entendiendo la importancia de reparar su error.
Cuidarnos y enseñar a cuidarse
Para sentirnos bien necesitamos cuidarnos, tanto físicamente como emocionalmente. Pero este autocuidado debe empezar a edades muy tempranas, haciendo al niño partícipe de la importancia de dedicar unos minutos al día a uno mismo.
Los niños en edad preescolar ya podrían comenzar a vestirse y desvestirse solos, elegir su propia ropa, lavarse la cara y las manos, peinarse, echarse crema, enjabonarse en la ducha, cepillarse los dientes... Todo ello con la supervisión del adulto. Cuando el niño ya haya adquirido plena autonomía para poner en práctica estas rutinas de aseo y cuidado diario, ya no será necesaria nuestra presencia.
Pero enseñar a nuestros hijos a mimar y cuidar su cuerpo no solo es necesario como parte fundamental de su higiene y autonomía, sino que les aporta otras ventajas, como por ejemplo:
Centrar su atención en lo que están haciendo les ayuda a llegar a un estado de calma.
Conectar con ellos mismos y con sus propias necesidades.
Conectar mejor con los demás, pues cuando nos encontramos bien con nosotros mismos, mejoramos nuestras relaciones con quienes nos rodean.
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