MUÑECAS, PROBABLEMENTE EL JUGUETE MÁS ANTIGUO

Las muñecas de los primeros tiempos eran objetos mágicos o religiosos, no juguetes.

Historia de su fabricación. Las muñecas en la Antigüedad

La mayoría de las figuras semejantes a muñecas de los primeros tiempos eran objetos mágicos o religiosos, no juguetes. 

Más adelante aparecen evidencias arqueológicas que demuestran que las muñecas han sido el juguete favorito durante gran parte de la historia de la humanidad civilizada. Las primeras estaban hechas de materiales como piedra, arcilla, hueso, cera, cuero o marfil.

Los antiguos egipcios pintaban prendas de vestir decoradas sobre pequeños trozos de madera en forma de paleta y luego los adornaban con sartas de cuentas de arcilla para representar el cabello. Después colocaban estas “muñecas paleta” en las tumbas de sus muertos creyendo que les harían de sirvientes en la otra vida.

“Muñecas paleta” del Antiguo Egipto

Tanto los romanos como los griegos disponían ya de muñecas articuladas con las que las niñas podían jugar. Las muñecas de trapo también fueron populares, pero muy pocas han perdurado hasta nuestros días. 

Parece que era costumbre enterrar a los niños con sus juguetes o, cuando menos, grabarlos sobre sus sepulcros, costumbre que se conservó aun en los primeros años del cristianismo. Cuando las jóvenes se casaban, iban a colgar en los altares de Venus las muñecas que les habían servido para entretenerse en los primeros años de su vida.

En el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona se conserva una muñeca de marfil datada entre los siglos III - IV d.C. (época bajo-imperial) Tiene los brazos y piernas articulados y se halló en el interior del sarcófago de una niña en la Necrópolis Paleocristiana de Tarragona. Formaría parte del ajuar funerario de una niña fallecida a la edad de cinco o seis años. Los restos de hilo de oro hallados junto a la pieza, confirman que estas muñecas estaban ataviadas con vestiditos que imitaban, como hoy, la ropa de los niños y de los adultos. Se trata de una de las piezas más emblemáticas de la arqueología tarraconense.

Se conocen otros ejemplares (la mayoría fragmentarios) de muñecas articuladas romanas realizadas con materiales diversos: hueso, marfil y, sobre todo, cerámica.

Las muñecas japonesas

Las muñecas, conocidas como ningyo (forma humana), formaban parte de las artes y oficios tradicionales de Japón. Algunas representaban a los niños, mientras que otras  figuraban ser los héroes, guerreros o miembros de la corte imperial.

Aunque mucho más recientes, las muñecas Kokeshi también son populares dentro de la cultura japonesa. Su historia se remonta al siglo XIX y, tradicionalmente, fueron creadas para ser guardianas de los niños, en la actualidad son objeto de coleccionistas.

Las muñecas Kokeshi tradicionales tienen un cuerpo cilíndrico y una cabeza redonda; las muñecas kokeshi modernas tienen una forma redondeada y colores más vibrantes que sus predecesoras.

Muñecas kokeshi tradicionales

Las muñecas en la Edad Moderna

Las muñecas han sido siempre un reflejo de la sociedad de cada época, en ellas se ve la evolución en la moda, los peinados o los cánones de belleza. No será hasta bien entrado el siglo XVII cuando comienzan las primeras representaciones de muñecas manufacturadas. Las primeras se fabricaron en Inglaterra y son las denominadas “Queen Anne”, elaboradas en madera y con un alto grado de detalle.

Hubo mucho de arte popular en este tipo de muñecas, habitualmente los padres se las hacían a sus hijas, pero el alto grado de detalle de muchas de ellas nos hace pensar que ya en aquella época existían artesanos especializados.

Muñeca Queen Anne

Las muñecas en la Era Industrial

Es entrado el siglo XIX cuando nace en Alemania y Francia la verdadera industria de las muñecas que se ha prolongado hasta nuestros días. Comenzaron la actividad produciendo cabezas de porcelana, con el pelo pintado y uniéndose a cuerpos de tela o cuero. Poco a poco fueron evolucionando y mejorando, llegando a emplear pelo natural, con movimiento en los párpados, articuladas para que pudieran caminar (primeras muñecas autómatas) e incluso hablar. 

El inventor Thomas Edison diseñó un pequeño dispositivo que permitía hablar a las muñecas, pudiendo decir “papá” y “mamá”.

Muñeca con voz de Thomas Edison

Materiales para la elaboración de las muñecas

A mediados del siglo XIX comienza a utilizarse el  papel maché, un nuevo material que abarataría los costes de fabricación, ya que cada molde podía utilizarse para muchas muñecas, su fórmula consistía en un compuesto de papel viejo, harina y cola. Se produjeron en masa en Alemania, Francia y los Estados Unidos.

La cera es otro material muy usado en esa época. Se vertía el líquido en moldes calientes, se hacía en cera la cabeza y los miembros, el pelo natural se injertaba, y los ojos de cristal se fijaban a la cabeza, mientras que los cuerpos iban rellenos de paño. En Inglaterra, destacaron dos fabricantes cuyas muñecas, hoy en día, tienen un gran valor en el mundo del coleccionismo: Montanari y Pierotti.

Muñeca inglesa de cera,Montanari / Pierotti, hacia 1850

A finales del siglo XIX, asistimos en Europa a la llamada Época de Oro de las muñecas de porcelana.

A mediados del siglo XIX coexistían las muñecas de porcelana brillante de pelo oscuro y ojos pintados, conocidas como muñecas chinas, con las muñecas, generalmente francesas y alemanas, de una porcelana mate más natural y que se asemejaba más a la textura de la piel, las muñecas “biscuit”.

Las exitosas marcas alemanas como Kämmer & Reinhardt, Kestner, Heubach Koppelsdorf o Simon & Halbig competían con las francesas Bru Jne, Jumeau, Huret o Steiner.

Los cuerpos de estas muñecas eran generalmente de trapo, cuero, composición o madera y las cabezas llevaban "de fábrica" en su base, unos agujeros para ensamblar o coser. El pelo era natural y algunas incorporaban ojos de cristal fijos, durmientes o con movimiento lateral. La mayoría de las producciones tenían el número del molde utilizado en su fabricación en el interior de la cabeza y el nombre del fabricante e incluso la fecha de su producción en la nuca o el torso.

Muñecas biscuit antiguas del fabricante alemán Kämmer & Reinhardt

Muñecas biscuit antiguas del fabricante francés Bru Jne

Tras el uso de la porcelana para la fabricación de las muñecas, que les confería realismo en el rostro pero dejaba bastante que desear en manos y piés, llegó un material que revolucionó el mundo de la fabricación: nacieron las llamadas muñecas de composición y celuloide. En 1850 fabricantes alemanes, de Sonneberg, mezclaron cola y serrín para conseguir una pasta moldeable que se podía pintar una vez seca y que, hacia 1870, perfeccionó un estadounidense, Reichmann, añadiendo resinas y harina de maíz.

Las primeras tenían el torso de trapo y el material se reservaba para brazos y piernas, aunque pronto se hicieron enteramente de composición con una apariencia mucho más realista.

Son fáciles de adivinar las razones de las fábricas para adoptar este material, del que al final cada fabricante tenía su propia receta, la pasta base era barata y fácil de trabajar y por otro lado era mucho más resistente que la porcelana, que se rompía con mucha facilidad.

Muñeco de celuloide

Las muñecas de celuloide se hacían con una base de nitrato de celulosa, alcohol y pigmentos de alcanfor. Se fabricaron en Alemania, Inglaterra, Francia, Japón, Italia, Polonia, USA y por supuesto, España.

Al igual que ocurrió con las muñecas de composición, en un primer momento el cuerpo era de trapo, aunque hacia 1908 ya se empezaron a hacer muñecas completas de celuloide. Era un material bastante delicado y en los 40 en USA prohibieron su uso por ser altamente inflamable, aunque se siguió usando en otros países.

Rostro de muñeco de composición

Durante el siglo XX hubo un crecimiento extraordinario en la producción de muñecas. El empleo del plástico desde la década de 1940 permitió fabricar modelos más baratos que, a la vez, tenían muchos detalles. 

La muñeca Barbie ha dominado el mercado desde su aparición en 1959, vendiendo más de mil millones de unidades.

Ruth Handler creadora de la primera muñeca Barbie en 1959