CONSEJOS PARA PROTEGER A LOS NIÑOS DEL SOL EN VERANO
La exposición a la radiación ultravioleta sin protección puede ser muy peligrosa para la piel.
Durante el verano es habitual pasar mucho tiempo al aire libre disfrutando de la playa, el campo o la piscina, lo que implica estar bastante rato bajo el sol. La exposición a la radiación ultravioleta sin protección puede ser muy peligrosa para la piel, especialmente en el caso de los niños.
TOMAR EL SOL SÍ, PERO CON PRECAUCIÓN
Cuando la exposición al sol se realiza con precaución es beneficiosa, pues favorece la formación de vitamina D, nutriente indispensable para un buen desarrollo de los huesos. Además, estar al sol también produce efectos psicológicos positivos, ya que mejora el ánimo.
Por tanto, es muy recomendable que tanto niños como adultos se expongan al sol, pero siempre de forma controlada. Hay que tener en cuenta que la radiación solar conlleva riesgos si no se tiene cuidado: quemaduras, insolaciones, cataratas, envejecimiento prematuro de la piel… El riesgo más grave de tomar el sol sin protección es la posibilidad de que aparezcan tumores malignos en la piel.
La Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología estima que un 80% de estos tumores cutáneos podrían reducirse con hábitos saludables de fotoprotección desde la infancia.
Y es que la mayor parte de la radiación ultravioleta la recibimos en los primeros 20 años de vida, en actividades al aire libre, y es cuando nuestras células empiezan a cambiar y se incrementa el riesgo de padecer cáncer de piel en la edad adulta.
FACTORES DE RIESGO
Los factores de riesgo asociados al cáncer de piel son el fototipo, el color de pelo y ojos, la presencia de lunares, los antecedentes familiares y el tiempo de exposición solar.
Hay seis fototipos distintos para definir la tendencia de la piel, determinada de forma genética, a la quemadura y al bronceado tras una exposición a la radiación ultravioleta. Estos abarcan desde el fototipo I, que no se broncea nunca y se quema siempre, al VI, que se broncea siempre y no se quema.
Los fototipos V y VI se corresponden con las pieles más oscuras, casi insensibles a los efectos peligrosos del sol. Los fototipos I y II, en consecuencia, registran un mayor riesgo de melanoma. Tener el pelo rubio o pelirrojo se considera factor de riesgo, igual que sucede con el color de ojos claro y la tendencia a desarrollar pecas.
CONSEJOS PARA UNA CORRECTA EXPOSICIÓN DE LOS NIÑOS AL SOL
-
Evitar la exposición desde las 11:00 hasta las 16:00 horas, ya que los rayos solares son más perjudiciales en las horas centrales del día. Además, la alta temperatura del mediodía puede provocar un golpe de calor en los niños, que tienen menos capacidad para reducir su temperatura a través del sudor.
-
No descuidar ninguna actividad ni época del año. A menudo creemos que el único momento en el que la piel se expone a los rayos UV dañinos es cuando estamos de vacaciones, en la playa o la piscina. No es así, los rayos pueden dañar su piel en momentos como un simple paseo y están presentes todo el año, independientemente del tiempo que haga.
-
Usar protección solar alta y específica para niños: al salir al aire libre la piel de los niños debe estar cubierta con un producto que tenga protección frente a rayos UVA-UVB, preferiblemente de factor 50. Si se van a bañar, lo mejor es elegir un producto que esté diseñado para resistir al agua. El protector tiene que cubrir todas las zonas expuestas, incluso aquellas normalmente olvidadas (orejas, nariz, labios, manos, pies…). Dicha protección se debe renovar cada dos horas, especialmente después de bañarse o sudar.
-
En la población infantil es necesario el uso de fotoprotectores con filtros inorgánicos, como el óxido de zinc y el titanio, y evitar filtros orgánicos como la oxibenzona o el octocrileno, con el fin de minimizar riesgos como absorción sistémica o dermatitis alérgicas. Además debe ser de amplio espectro de protección (lo que se indica en la etiqueta con la palabra UVA rodeada por un círculo).
-
Aplicar protector solar también en los días nublados. Colocar a los niños a la sombra siempre que sea posible: aunque es inevitable que les dé el sol si se están bañando, el resto del tiempo deben estar bajo la sombrilla o un árbol.
-
Si es la primera vez que usa un tipo de crema, pruébala antes en una zona reducida de la piel del niño para garantizar que no le produzca una reacción.
-
La ropa que lleva el pequeño es importante. Las prendas sin mangas no son recomendables porque el cuello y los hombros se queman con facilidad. Cubrirlos cuando sea posible: la mejor forma de evitar las quemaduras solares es que la piel de los niños no esté expuesta al sol; por ello lo mejor es que estén vestidos con ropa de colores claros.
-
Además es recomendable que los niños lleven sombrero o gorra, mejor si son de algodón o lino, ya que estos tejidos absorben el sudor. Los sombreros con ala ancha son perfectos porque cubren la cabeza, las orejas y el cuello. Si los niños prefieren usar gorra, hay que asegurarse de aplicar protector solar en el cuello y las orejas.
-
Vestirlos con bañadores que protejan del sol: hoy en día se venden prendas específicas que les resguardan de las radiaciones también mientras están en el agua como, por ejemplo, camisetas de baño con factor de protección frente a los rayos UV.
-
Ponerles gafas de sol: los rayos ultravioletas pueden causar cataratas, por lo que es necesario cubrir los ojos de los niños con gafas homologadas que bloqueen casi el 100% de los rayos UVA y UVB.
-
Mantenerlos hidratados: aunque no manifiesten sed, hay que obligarlos a beber agua de forma frecuente y a tomar frutas.
MENORES DE SEIS MESES, CUIDADOS ESPECIALES
Si al bebé se le prodigan toda clase de mimos y cuidados, hay que obrar de la misma manera en la relación con el sol. Por esta razón, es muy importante no exponer al sol a los niños antes de los seis meses y lo menos posible hasta los tres años, así evitaremos consecuencias que podemos lamentar toda la vida.
Lo que debemos tener muy en cuenta es que la capacidad de protección del bebé ante eventuales lesiones, es considerablemente menor. Ello nos obliga a ser extremadamente cuidadosos en la prevención de riesgos, habida cuenta de que el bebé es un ser totalmente dependiente en este ámbito.
En el caso de que se produzca una quemadura solar en menores de un año, esta circunstancia debe ser tratada como una urgencia y, por tanto, se debe acudir rápidamente al centro de salud u hospital más cercano.
Pero debemos procurar no llegar a situaciones de este tipo, aplicando una estrategia de protección adecuada, que nos evitará disgustos y, para el bebé, consecuencias que puede lamentar también en el futuro.
LA PIEL ES MÁS VULNERABLE ESTE VERANO
Este año el estrés, la restricción de movimiento y no seguir una dieta adecuada ha alterado la piel, que ha alcanzado mayor nivel de sequedad. El confinamiento ha provocado que estemos más desvalidos frente al sol este verano, ya que la piel no ha contado con el periodo de adaptación habitual a la radiación ultravioleta, por eso hay que protegerse todavía más, ya que es más vulnerable a lesiones. Además, como consecuencia de este confinamiento, el retraso en el diagnóstico reduce la supervivencia de pacientes que padecen un carcinoma o melanoma.
La piel en general no ha alcanzado los niveles de melanina necesarios para protegerse del sol como consecuencia del confinamiento y la de los niños es de las más vulnerables, ya que es más fina, la síntesis de melanina está menos desarrollada y sus mecanismos de defensa son por tanto más débiles.
Y ahora que sabemos cómo protegerles, no olvidemos algo muy importante: practicar con el ejemplo. Los padres somos un modelo para nuestros hijos. Estos consejos sirven para toda la familia y todos debemos mantener hábitos correctos ante la exposición solar, seguro que así conseguiremos pasar un ¡feliz verano!
Comentarios
Deja tu comentario